XXXVI ANNIVERSARY OF FATHER JORGE A. ROMÁN
¨I DIDN’T KNOW WHAT IT WAS COMMING WHEN I SAID…
¨HERE I AM OH LORD TO DO YOUR WILL¨
It was June 5, 1981. It was my last day as a Deacon before I was to be ordained a Priest the following day. I had planned to spend the whole day in retreat praying before God, and telling Him that I was giving myself to serve Him for the rest of my life, and to please take care of me. Nevertheless, my plans changed when my friend, Robert Briner, a partner from Up With People, arrived along with his mother in order to attend my ordination the following day. That night a parishioner took me in her car to pick up my friend at the airport and then go out with him. We went to Garibaldi Plaza, and we went to a placed called Tenampa in order to enjoy a glass of pomegranate punch, and listen to the Mariachi. What a way to prepare myself on the eve of my ordination!
On my way back to the Parish, I went into the Church, I kneeled before the Tabernacle; and I had planned to spend the whole night in prayer, but a after a long while, the uninterrupted buzzing and mosquitos bites didn't allow me to concentrate in my prayers. Frustrated and full of bumps from the mosquito bites, I went to bed, only to be unable to sleep due to the annoyance and itching caused by the insect bites, and I asked myself what kind of missionary I wanted to be if I wasn't even capable of ignoring those bugs that distracted me from my prayers. Over time, I discovered that the mosquitos were a month minor distraction in comparison with major annoyances that I have had to confront.
The next day, at the Metropolitan Cathedral of Mexico City, as I was prostrated on the floor, the litany of saints was invoked to intercede for me and my fellow companions. As I prayed I asked God since I was surrendering myself to His service, that He make me a Holy Priest, or at least not such a big sinner. I asked for the grace of martyrdom, I prayed that He use me as an instrument to change the Whole World, and that He allow me to be a hero of my faith, and allow me to perform transcendental works that will last forever! In the end I said: "Here I am Lord, to do your will. Let me flourish wherever you plant me."
Yesterday, June 5, 2017, I went to Bishop, California. My plans to spend the day in prayer were also frustrated and the windshield of my jeep was covered with hundreds of mosquitos that had crashed on it along the way. Nevertheless, I had the opportunity to have a conversation with God and I said: "I'm sure that you haven't stopped laughing...In order to make you laugh, all I have to do is tell you my plans. In the end, I'm not a martyr, I'm not famous, nor have I done great works for the good of all of humanity, and on the contrary, you have brought me to a paradise on Earth, you provide me with amenities, and surround me with beautiful people that fill me with love. You have me very spoiled, and I worry about not doing your will."
Without losing his smile, God made me understand that I am where He wants me to be in order to flourish and thrive.
The mission of the Priest is not to become a hero that performs great feats in order to be remembered, but rather it is to be an instrument so that Christ can continue forgiving, redeeming, liberating the oppressed, and giving light to the blind.
"The spirit of the Father is upon me, because he has anointed me to announce the gospels to the poor. He has sent me to proclaim Liberty for the captives, and helping to recover the sight of the blind, and to set the oppressed free.
Luke 4:18
In my 36 years as a Priest, I have been a witness to the wonderful works that Christ realizes through me, despite my defects, mains, and limitations. God hasn't granted me martyrdom of the shedding of blood, because maybe I wouldn't be able to resist, but he has given me the opportunity to give myself with love every day to the service of His beloved children. God dint make me famous, because my many sins would be more famous than the good deeds that I have done, but God has put me here to serve with simplicity and my total devotion to each person that I get near, and I can communicate them the immense love of God.
For that reason Lord, I am immensely grateful that today, like 36 years ago, I renew my promise:
"Here I am Lord, to do your will.
Allow me to flourish wherever you want to plant me."
Fr. Jorge A. Roman
Mammoth Lakes, CA
June 6, 2017
XXXVI ANIVERSARIO SACERDOTAL DEL PADRE JORGE A. ROMÁN
¨NO SABÍA LO QUE ME ESPERABA CUANDO DIJE…
¨AQUÍ ESTOY SEÑOR PARA HACER TU VOLUNTAD¨
Era el Viernes 5 de Junio de 1981. Mi último día como Diácono antes de ser ordenado Presbítero al día siguiente. Había planeado pasar todo el día de Retiro en oración ante Dios y decirle que me ofrecería totalmente a servirle toda mi vida y que por favor me cuidara. Sin embargo, mis planes cambiaron cuando mi amigo Robert Briner, compañero de Viva La Gente, llegó junto con su Mamá para estar en mi ordenación al día siguiente. Esa noche, una amiga me hizo el favor de llevarme en su auto a recoger a mi amigo al aeropuerto y luego llevarlo a pasear. Fuimos a la Plaza Garibaldi, nos dirigimos al Tenampa para disfrutar de una copa de ponche de granada y escuchar al Mariachi. ¡Vaya manera de prepararme en mi víspera de ordenación!
Ya de regreso a la Parroquia, entré a la Iglesia y me arrodillé ante el Sagrario; planeaba pasar toda la noche en oración, pero al cabo de un buen rato, los ininterrumpidos zumbidos y piquetes incesantes de los mosquitos, no me dejaban concentrarme en mi oración. Frustrado y lleno de chichones por los piquetes, tuve que irme a la cama para no poder dormir debido a la comezón y molestia causada por los piquetes de los insectos y me preguntaba qué clase de misionero quería ser si ni siquiera era capaz de ignorar esos bichos que me distraían de mi oración. Con el tiempo, descubrí que los mosquitos eran una distracción menor a comparación de otras molestias mayores que he tenido que confrontar.
A día siguiente, en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, mientras estaba postrado en el suelo y se rezaba la letanía invocando a los santos que intercedieran por mis compañeros y por mí. Yo le pedía a Dios que ya que me estaba entregando a su servicio, que me hiciera un Santo Sacerdote, o al menos, no tan pecador. Le pedía la gracia del martirio, le pedía que me usara como un instrumento para cambiar al Mundo entero, que me permitiera ser un héroe de la Fe y hacer obras trascendentales que perduraran para siempre. A fin de cuentas, le dije: ¨Aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad. Déjame florecer donde quiera que me pongas¨.
Ayer, 5 de Junio del 2017, fui a Bishop, California. Mis planes de pasar el día en oración también se frustraron y el parabrisas de mi Jeep quedó tapizado de cientos de mosquitos que se estrellaron en el camino; sin embargo, tuve tiempo para conversar con Dios y le dije: ¨Estoy seguro de que no has parado de reír… Ya que para hacerte reír, basta con contarte mis planes. A fin de cuentas, ni soy mártir, ni soy famoso, ni he hecho grandes obras para el bien de la humanidad y muy por el contrario, me has traído a una tierra paradisiaca, me provees de comodidades y de gente linda que me llena de cariño. Me tienes muy mimado y me preocupa no hacer tu voluntad.¨
Sin dejar de sonreír, Dios me hizo comprender que estoy donde Él quiere que yo esté y que me ha puesto para hacer florecer y producir frutos abundantes.
La misión del Sacerdote no es el convertirse en héroe que hace grandes hazañas para ser recordado, sino el ser un instrumento para que Cristo continúe perdonando, redimiendo, liberando a los oprimidos, dando la luz a los ciegos,
"EL ESPIRITU DEL SEÑOR ESTA SOBRE MI, PORQUE ME HA UNGIDO PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO A LOS POBRES. ME HA ENVIADO PARA PROCLAMAR LIBERTAD A LOS CAUTIVOS, Y LA RECUPERACION DE LA VISTA A LOS CIEGOS; PARA PONER EN LIBERTAD A LOS OPRIMIDOS;
Lucas 4, 18
En mis 36 años de Sacerdote, he podido ser testigo maravillado de las obras que Cristo realiza a través de mí y pese a mis defectos, pecados y limitaciones. Dios no me ha concedido el martirio heroico de derramamiento de sangre, porque a lo mejor no lo resistiría, pero me da la oportunidad de entregarme con amor cada día al servicio de sus hijos muy amados. Dios no me hizo famoso, porque mis muchos pecados serían más famosos que las buenas obras que pudiera hacer, pero Dios me ha puesto para servir con sencillez y con total entrega a cada persona que se acerque a mí para comunicarle el inmenso amor de Dios.
Por eso Señor, te estoy inmensamente agradecido y hoy, como hace 36 años, te renuevo mi promesa:
¨AQUÍ ESTOY SEÑOR, PARA HACER TU VOLUNTAD.
CONCEDEME FLORECER DONDE QUIERA QUE ME PLANTES.
Pbro. Jorge A. Román
Mammoth Lakes, CA
Junio 6, 2017